Aquel año decidimos hacer un largo viaje en coche. Queríamos acercarnos a
la zona de Granada y las Alpujarras, de manera cómoda y
autónoma, haciendo paradas, en plan tranquilo, saboreando los paisajes. Tomamos
desde Barcelona la Autopista del Mediterráneo, para desviarnos
después hacia tierras murcianas, cruzar la comarca
almeriense de los Vélez y, por fin, entrar en la provincia granadina, por la zona de Baza y Guadix, sorprendiéndonos con el paisaje de casas cueva tan característico.
Llegamos a Granada capital y
nos maravillamos con la ciudad monumental y sus bellos tesoros. Imprescindible
visitar La Alhambra, donde nos enamoró la arquitectura califal Nazarí, así como
la atmósfera que la rodea. Es el ambiente que tan bien describió Washington Irving en sus hermosos cuentos y que, a pesar del tiempo, todavía perdura.